Te hablo como a una amiga
Espero que en eso te hayas convertido
Se siente como si hubiéramos hecho las paces
Como si hubiéramos encontrado un modo de hacerlo
Fuiste tú quien recogió los pedazos
Cuando era un alma rota
Y luego me reconstruiste
Me devolviste lo que otros robaron
No quiero herirte
No quiero hacerte dudar
Como sé que lo he hecho antes
No lo haré más
Siempre he sido un soñador
Tenía mi cabeza entre las nubes
Ahora que estoy descendiendo
¿No quieres ser mi tierra firme?
Te miro y veo una amiga
Espero que quieras ser eso
¿Estamos regresando ahora donde todo empezó?
¿Me has perdonado finalmente?
Reuniste mis sueños
Cuando todos se habían ido lejos
Y luego los engañaste para que volvieran a mí
Me salvaste cuando estaba casi muerto
No quiero herirte
No quiero hacerte dudar
Como sé que lo he hecho antes
No lo haré más
Siempre he sido un soñador
Tenía mi cabeza entre las nubes
Ahora que estoy descendiendo
¿No quieres ser mi tierra firme?
No quiero herirte
Como sé que lo he hecho antes
No lo haré más
Este ha sido un año extraño. No sé si es porque he tenido demasiado tiempo para pensar o porque estoy en una especie de transición en mi vida, pero he ido entendiendo varias cosas que pasaron hace años atrás. Y no es que haya estado buscando esas respuestas, sino que más bien me llegaron de casualidad. Tal como esta canción, por ejemplo. Es de una de mis bandas favoritas, la tengo en mi celular y me encanta, pero nunca le presté mayor atención a la letra. En una de mis tantas noches de insomnio la escuché atentamente y me cayó la teja: ¿Acaso soy la niña de la canción? ¿Esto fue lo que le pasó a Michael?. Quedé casi en shock, porque a pesar de que la empatía es casi como una filosofía de vida para mí, creo que nunca me puse en sus zapatos ni me pregunté qué sentía realmente. Todo siempre giró en torno a lo que le pasaba a la pobre princesa en desgracia que por primera vez no podía tener lo que quería. Egoísta y caprichosa, como siempre.
Y ante mi repentina inquietud, tuve que preguntarle al susodicho si efectivamente esta era “su” canción. Una vez más tuve que ponerlo entre la espada y la pared, pero después de tantos años, creo que ya está acostumbrado a mis arrebatos inentendibles. La respuesta fue un sí. Para mí eso es muy ¡wooow!, tan así que ni siquiera sé cómo explicarlo. Sólo sé que es agradable saber que soy así de importante en la vida de alguien. De una u otra forma siempre me lo hiciste saber, pero nunca te creí y recién ahora me doy cuenta de que efectivamente era así. En fin, más vale tarde que nunca. Ah! Y perdón por desordenarte la cabeza, pero tal parece que ese es el efecto que causo en todas las personas que conozco, aunque ese ya es otro tema.