Ðark Lady

Acerca de tødø y nada a la vez

Despidiendo a Cristina...


Desde hace 10 años, he visto sagradamente Grey's Anatomy junto a mi cajita de pañuelos desechables a mano para ser utilizado en caso de emergencia. Y eso es porque no faltan los episodios que hacen derramar alguna lagrimita por ahí. Y hace un par de semanas tuve que recurrir a ellos, porque Cristina Yang dijo adiós a la serie. Lo malo no solo es el hecho de que ya no veremos más a un personaje increíble como ella sino que además se termina una de las mejores relaciones que yo haya visto en la pantalla: su amistad con Meredith Grey.
Las famosas “twisted sisters” representan muy bien ese estrecho vínculo que puedes llegar a tener con un amigo/a, en especial cuando no tienes familia u otros cercanos en quien apoyarte. Ellas acuñaron el término “mi persona” porque confiaban en ellas de aquí al infinito, algo que no podían cambiar ni siquiera sus grandes amores. De hecho, en un capítulo Meredith le dice a Derek que su lealtad estaba con Cristina, porque ella estuvo ahí cuando él la dejó. Y quizás por eso, el hombrecito jamás se tomó la molestia siquiera de intentar competir con Yang, al punto de salir de su propia cama para que Cristina se quedara allí con Meredith intentando resolver el drama de turno cada vez que lo necesitaran.
En más de una ocasión con alguna amiga hemos dicho “eso es muy nosotras” y es por eso que -de manera muy ociosa- elegí los momentos que dejan ver esa complicidad con aquella persona que a veces más que una amiga, es una hermana.

1.- Pasando las penas




Cristina: ¡Qué estúpida eres! ¡Ay Dios! Eres una estúpida, malvada y sádica y quiero matarte 
Meredith: Las endorfinas son buenas, suben el estado de ánimo. Se supone que debemos sentirnos mejor
Cristina: ¡Ay Dios! ¿Te sientes mejor?
Meredith: Soy estúpida
Cristina: Amante de cascos ligeros
Meredith: Golfa embarazada
Cristina: Acostarnos con nuestros jefes fue una gran idea
Meredith: ¿Sabes que ya no me gusta? Los ferri. Me encantaban y Derek ama los ferri y ahora cada vez que vea un maldito ferri...
Cristina: ¿Sabes que ya no me gusta? Los injertos con bypass de arteria coronaria y los aneurismas aórticos. Cómo me gustaban los aneurismas aórticos...
Meredith: ¿Ya lloraste?
Cristina: ¿Hello? ¿Crees que nos sentiríamos mejor si lloráramos? ¿Si nos desahogáramos?
Meredith: Probablemente. Sí
Cristina: ¿Quieres llorar ahora?
Meredith: No 
Cristina: Ok, vamos a correr

Cuando uno está pasando por momentos difíciles, especialmente si se trata de quiebres amorosos, lo más probable es que por un breve período de tiempo se le escapen los enanitos para el bosque producto de la pena y del no saber cómo afrontar el drama de turno. Meredith por ejemplo, justo se había enterado de que Derek estaba casado y ni siquiera por su linda boquita, sino que por culpa de su fabulosa esposa que llegó de la nada diciéndole “Soy Addison Shepherd y tú debes ser la mujer que se está acostando con mi marido”. Trauma nivel infinito. Después de una escenita así, como amiga de Meredith uno podría haberle aguantado cualquier idea loca que pasara por su cabeza. Como ir de vacaciones a la Antártica, apuntarse a clases de nado sincronizado o bien salir a correr sin tener estado físico. Cristina la insulta y la detesta, pero qué otra cosa iba a hacer. Su amiga tenía pena y ella también (embarazada y pateada por Burke) y a andar llorando como magdalenas, mejor irse a trotar aunque a los primeros pasos se queden sin aire. Sí, eso se llama evasión de la realidad, pero sinceramente yo prefiero descargar mi energía en un taller chino mandarín avanzado a estar en calidad de estropajo con la FM Dos de fondo.

2.- Calzones perdidos



Cristina: ¿Qué te pasa?
Meredith: Todo está bien conmigo. Es Izzie de quien estamos preocupados
Cristina: ¿Qué hiciste? 
Meredith: Denny murió, Burke recibió un disparo. Miremos las cosas con perspectiva y recordemos que lo que hice es algo pequeño, diminuto...
Cristina: Basta, ya habla de una vez
Meredith: Anoche perdí mis calzones

Un clásico: tener cara sospechosa, hablar incoherencias, evasivas por aquí y por allá, pero basta una sola mirada para que tu BFF sepa que te mandaste un cagazo monumental del que te quieres hacer la loca, como Meredith que perdió los calzones por andar en “malos pasos” con McDreamy. La cara de “qué diablos hiciste” de Cristina es memorable. Sobra decir que la he visto más de una vez en mi vida, porque uno puede engañar a todo el mundo, incluso hasta a uno misma, pero no a la amiga que te ve todos los días, que te conoce las mañas y que huele el olor a culpabilidad a kilómetros.

3.- Cadáver




Burke: ¿Cuál es tu problema?
Cristina: Todos volvieron. Todos volvieron menos ella. Y yo la escucho, todos los días acerca de su McVida amorosa o de McDreamy y toda esa mierda y el único día, el único día que tengo algo para contar, ella desaparece.
Burke: Meredith, ¿esto es por Meredith?
Cristina: Ella no lo sabe aún
Burke: ¿Meredith?
Cristina: ¡Ella es mi persona!
Burke: Claro... y si Meredith no lo aprueba...
Cristina: No, no se trata de tener su aprobación, es...
Burke: ¿Qué? 
Cristina: Contárselo a ella lo hace... lo hace... Si matara a alguien, ella es la persona a la que llamaría para que me ayudara a arrastrar el cadáver
Burke: Ahora estás comparándome con un cadáver. Estoy harto de esto.
Cristina: ¡Ella es mi persona!

Ninguna ironía, sarcasmo o burla de Yang supera esa gran línea del “cadáver”. Sí, no es muy políticamente correcta y menos si estás haciendo referencia a tu futura boda, pero cuando la pericia para hablar de sentimientos escasea, cualquier metáfora sirve. Y eso Burke tendría que haberlo sabido y no dárselas de ofendido, porque a fin de cuentas, Cristina solo estaba diciendo -de una manera bastante retorcida- que Meredith es la persona a la que primero confiaría una noticia así de importante. Demasiado sensible el hombre para mí gusto y bueno, ahí demostró que no era para ella.

4.- Karma



Meredith: … Tiene cosas de pesca y botas y productos para el pelo. No tengo lugar para esas cosas. Y habla, bastante. Me refiero a que da charlas, es hablador
Cristina: Ahora no
Meredith: Y entonces, sabes lo que pasará después de mudarnos juntos ¿verdad? Construiremos una casa en su terreno, que será nuestro terreno porque estaremos casados y seré la doctora señora de Shepherd. Y sabes qué pasará después ¿verdad? Bebés y serán sus bebés y tendrán el pelo perfecto y serán habladores. Entonces tendré cinco hijos habladores, un marido hablador y viviré en una casa en el bosque. Y luego, comenzaré a acostarme con tu marido. Le diré que cambié de idea ¿no te parece?
Cristina: ¡Meredith!
Meredith: ¿Qué? ¿Por qué pones esa cara?
Cristina: ¡Cállate! No hables más de Derek, no hables más sobre mudarte con Derek, no hables más de tu relación porque ¿quieres saber algo? Ya lo escuché antes. Sí, ya sabes, ustedes se juntan y tengo que escuchar sobre eso, después se separan y tengo que escuchar sobre eso. Casi mato a un hombre en cirugía hoy. Yo... Ok ¿Quieres saber qué pienso? ¿realmente quieres saberlo? Lo tuyo con Derek no funcionará. Mudarse juntos es un gran error. ¡Estás soñando con Derek muerto!, lo cual debería decirte que no funcionará
Meredith: Cristina, yo...
Cristina: ¡No, no! Todo eso de “vivieron felices para siempre” no existe. Así que por favor, por favor, mientras revisas tus opciones, solo considera la posibilidad de cerrar la boca, porque no puedo escucharlo más
Meredith: Yo...
Cristina: ¡No!
Meredith: Bien...
Cristina: ¡No!
Meredith: Yo...
Cristina: Ok, eso es todo, se acabó.
Meredith: No voy a decir que te lo mereces, pero te lo mereces

Y bueno, uno puede ser todo comprensión con la amigui del alma, pero hay ocasiones en que la paciencia se va de paseo y simplemente no quedan ganas para escuchar el drama de turno con el fulanito con el que vienes y vas, una y otra vez. Y tal como le sucedió a Cristina, el demonio sale a flote en forma de una honestidad brutal, pero como todo en la vida se devuelve, a los pocos minutos se dio un porrazo magistral como castigo divino por matar las esperanzas de Meredith. Sin embargo, al final del capítulo ella hace lo que Meredith esperaba: decirle que todo saldría bien.

5.- ¡Corre!



Meredith: Mi mamá me la compró cuando tenía cinco años. Es un regalo espeluznante para esa edad, pero me gustaba...
Cristina: ¡CORRE!
….
Meredith: ¿Qué pasó?
Cristina: Acabo de ver a Owen... el mayor Owen Hunt, el que me sacó el trozo de hielo del pecho
Meredith: Ohhhh! Pensé que estaba en Irak
Cristina: Yo también, pero ahora está aquí. ¡En mi hospital!
Meredith: ¿Y?
Cristina: Nos besamos. El me besó, fue una estupidez. No fue nada
Meredith: Pero no crees que a él le parezca una estupidez
Cristina: Es obvio que le gusto y ahora está de vuelta. ¿Por qué está de vuelta?
Meredith: ¿No pensarás que dejó su carrera militar por ti? Eso sería muy de acosador pero tan romántico
Cristina: No quiero involucrarme con otro médico de guardia
Cristina: ¿Hay moros en la costa?

Me encanta esta escena, porque la actitud de Cristina es tan de adolescente. O sea, ver al tipo que te gusta y salir corriendo es algo que uno hacía a los 15 años. Mandarse un numerito así no es muy normal y menos si tienes una personalidad socarrona como Cristina que va por la vida sin preocuparse mucho por la cosa romántica. El punto es que para actuar así, el tipo debe moverte el piso cuáticamente, mínimo su grado 8 en escala Richter. Y bueno, es Owen... imposible no entender los nervios de Cristina.

6.- Goodbye


Meredith: Cristina, ¿qué haces aquí?
Cristina: No me puedo ir
Meredith: Sí, si puedes
Cristina: Tenemos que terminar
Meredith: Vas a perder...
Cristina: Tenemos que bailar, así es como terminamos
Cristina: ¿Qué haces? ¿Vas a llamar a alguien para que me eche o...?
Meredith: Estoy buscando una canción... ¿Estás lista?
Cristina: Espera... Nos llamaremos al menos dos veces al mes y nos enviaremos mensajes todo el tiempo
Meredith: ¡Odias los mensajes!
Cristina: Envíame mensajes. Y no dejes que Owen sea oscuro y retorcido, cuídalo. Y Alex, cuida a Alex. Necesita que se burlen de él al menos una vez al día o será insufrible. No te subas a ningún avión pequeño que pueda estrellarse ni metas tu mano en alguna cavidad corporal con una bomba adentro y no ofrezcas tu vida a un hombre armado. ¡No hagas eso! No seas la heroína. Eres mi persona, te necesito con vida. Me haces ser valiente. Listo, ahora bailaremos.
Cristina: Me tengo que ir. Tú quédate aquí, ¿vale?
Meredith: Vale
Cristina: Eres una cirujana con talento y una mente extraordinaria. No dejes que lo que él quiere eclipse lo que tú necesitas. Él es muy encantador, pero no es el sol. Tú lo eres.

Y como pasa en la vida, en algún punto hay que separarse de tu BFF. Ya no la verás todos los días, no estará disponible 24/7 por ti, ya no tendrán los mismos estilos de vida... es el fin de una era. Y su despedida me pareció ideal, haciendo algo que es muy de ellas: bailar para sacar afuera todas sus preocupaciones. Puede que no haya grandes abrazos ni lágrimas, pero ellas son así... el cariño no siempre se demuestra siendo empalagosa.