Ðark Lady

Acerca de tødø y nada a la vez

Incertidumbre mala, mala, malísima

 Esperando respuesta veo que hoy 
Tu ausencia llega nada más 
Las cosas deben de seguir y no sabemos si será... 

¡Oh Incertidumbre! Querida Incertidumbre, cuántos estragos puedes causar en la vida de alguien. ¡Mírame, soy un desastre! Aunque en honor a la verdad, no es tu culpa, mi existencia siempre ha sido caótica, pero ahora lo es por cosas serias a las que no estaba acostumbrada. En estas semanas me la he pasado negociando con Dios/Buda/Satán, pidiéndole al Universo que sea un pelín más benévolo, obligándome a no caer en distracciones para poder escribir las ideas que rondan en mi cabecita y todo eso bajo el constante sentimiento de culpa por no tener ni la más puta idea de cómo arreglar el desastre que voy dejando a mi paso. Es agotador. Y juro que no lo digo en plan drama queen. 

Como sea, en uno de esos días en que no me quedó otra que tirarme al suelo a mirar el techo con la esperanza de conseguir un poco de tranquilidad mental, agarré el celular y me di cuenta de que tenía cero mensajes de texto, cero llamadas perdidas, cero Whatsapp, cero Line, etcétera. Y no me importó. Increíblemente me sentí aliviada, porque sé que es lo mejor y porque es un alivio saber que al menos una pequeña parte de mi vida no tiene a Incertidumbre hinchando las pelotas. Yo sé que es difícil de creer y hasta yo me sorprendo un poco de mi actitud, pero de verdad que no tengo cabeza ni ánimo para tratar de entender qué cresta le pasa. 

Y mientras miraba la pantalla del celular, me acordé de esta canción que tanto me hizo sufrir hace un par de años atrás. Ay por Dios/Buda/Satán! Qué manera de complicarme la vida por tonteras. Incertidumbre hacía y deshacía conmigo a nivel sentimental sin ninguna misericordia, porque es más perversa de lo que uno cree. Eso lo digo porque una amiga llegó con este tema en versión de monitos con voces de ardillas en un vídeo bastante tierno, pero que a mí me dejaba prácticamente con depresión y lo peor es que no podía dejar de escucharla, porque era el fiel reflejo del no saber qué diablos iba a pasar. Era mirar la pantalla del pc y pensar en si sería mejor mandar un correo electrónico para tantear terreno, en revisar facebook para ver si había alguna actualización de estado que diera alguna pista, en ponerme de todos los colores cuando se conectaba en messenger porque no había alcanzado a esconderme y esperar a ver si me hablaban o no era una tortura. Terrible. Menos mal que no existían Whatsapp o los mil programas de mensajería de ahora porque ahí si que mis nervios habrían colapsado. Incertidumbre me tenía hecha bolsa. 

Afortunadamente, aprendí de todo eso. Gracias a las revistas Cosmo, los piscólogos/terapeutas de pareja que aparecen en la tele y a los testimonios sin anestesia de mis amigos, al fin entendí que no puedes estar analizando cada pequeña cosa que dice o hace el fulano de turno. La cosa es simple, el que realmente te quiere irá detrás de ti y mostrará ese interés. Eso es todo. El resto es complicarse la vida por puro gusto, porque revisar compulsivamente el celular o darle una segunda interpretación a sus palabras no harán que se decida antes. Y si alguien no me cree, pues vean “He's just not that into you” y verán que es cierto. El problema es que uno siempre espera más y prefiere buscarle la quinta pata al gato a admitir la cruda verdad, pero bueno... a porrazos se aprende.

Ahora solo me falta encontrar la forma de sacar a Incertidumbre del resto de mi vida, pero presiento que será un poco más difícil. Ahhhh! Qué Dios/Buda/Satán me den paciencia.