Me he pasado el fin de semana leyendo sus poemas, porque no lo sé, hace tiempo no lo hacía y en cierta forma, lo extrañaba. A decir verdad, echo de menos el libro viejo, de páginas amarillentas y lleno de polvo que estaba en la universidad y que siempre me llevaba porque sí. La famosa “Antología Poética” que nadie pescaba, pero que yo adoraba y que dejé de leer hace años. Ahora que lo pienso, no sé por qué diablos no me lo quedé... la multa por pérdida de seguro no era tan cara, qué weona más tonta. Era del año 1 y nunca lo he visto en ninguna librería. Y nótese el efecto retardado de 4 años en reflexionar sobre lo mucho que quería ese libro que ni siquiera era mío. Ay qué idiota.
En fin, siempre me ha gustado Alfonsina porque creo que ella hablaba el mismo idioma que yo y porque sé que entendía la dificultad de ser mujer y no cumplir con el rol que todos esperan de ti. Me tienen harta con eso de que pregunten ¿por qué estás soltera? Mi respuesta sería un “porque todos los que conozco son gays/casados/comprometidos y los solteros siempre tienen una razón importante para seguir solteros como un trauma no superado o la misma madurez que una papa”. Sin embargo, como soy una dama, me limito a responder “porque no he conocido a nadie” seguido de una sonrisa de Monalisa.
Al final mi única conclusión es que Alfonsina Storni, Jane Austen y yo habríamos sido tan buenas amigas. Pero no, como es la tónica de mi existencia, llegué muy tarde a este mundo para tener compinches así y también llegué muy tarde a la vida de otros. Una mierda. Y en ese estado de reflexión feminista, viene y aparece un coreano cantando este tema y me fui a la cresta. Como su nombre lo dice, es la canción de los weones tontos que esperan como weones.
Anyway, dejaré que las sabias palabras de mi querida Alfonsina expresen lo que tengo en mente en estos momentos...
Un día...
Andas por esos mundos como yo; no me digas
que no existes, existes, nos hemos de encontrar;
no nos conoceremos, disfrazados y torpes
por los caminos echaremos a andar.
No nos conoceremos, distantes uno de otro
sentirás mis suspiros y te oiré suspirar.
¿Dónde estará la boca, la boca que suspira?
Diremos, el camino volviendo a desandar.
Quizá nos encontremos frente a frente algún día,
quizá nuestros disfraces nos logremos quitar.
Y ahora me pregunto... cuando ocurra, si ocurre,
¿sabré yo de suspiros, sabrás tú suspirar?