You try to fight
You hide the pain
You walk away…
“La tristeza se manifestaba en las noches en vela, la ropa oscura, el deseo de vivir en una cueva de anacoreta y la ausencia de inspiración. Llamaba a las musas en vano. Hasta la musa más zarrapastrosa me había abandonado. Para alguien que vive para escribir y vive de lo que escribe, la sequía interior es aterradora. Un día estaba en Book Pasaje perdiendo el tiempo en sucesivas tazas de té cuando llegó Ann Lamott, una escritora americana muy querida por sus historias llenas de humor, profundidad y fe en lo divino y lo humano. Le conté que estaba bloqueada y me contestó que eso del «bloqueo de escritor» son pamplinas, lo que pasa es que a veces el pozo está vacío y hay que llenarlo.”
Extracto del capitulo El pozo vacío de “La suma de los días” de Isabel Allende
El fantasma de mis maravillosas vacaciones continua penándome. Pensé que él y sus aliados –falta de inspiración y carencia de ánimo- se largarían de una buena vez en cuanto estuviera de vuelta en el mundo real. Sin embargo, no fue así. Me volví una ingrata, no visité a nadie y dejé de lado este lugar. Nada parece lo suficientemente atractivo como para que escriba de ello y tampoco logro terminar aquellos posts que quedaron a mitad de camino. Ni siquiera las “pequeñas” gracias de Dios/Buda/Satán me inspiran. Y en esos momentos de languidez emocional, comencé la lectura de “La suma de los días”. Mientras en mi casa se armaba algo similar a la Tercera Guerra Mundial, yo me intoxicaba de chocolates y de las letras de Isabel Allende en mi habitación, hasta que di con un capitulo que capturó mi total atención: El pozo vacío.
Desgracias para contar hay siempre, pero esa no es la idea ni el punto, sino cómo evitar que esas mismas te bloqueen y te alejen poco a poco de lo que más te gusta. En mi caso y en el de Isabel: escribir. Da pánico ver como el pozo se va vaciando y no tener la voluntad suficiente para que vuelva a su estado natural. Como dije en un post anterior, todo se reduce a ahogarse en tierra firme.
Entonces, ¿Cómo evitas que el pozo siga en sequía? ¿Cómo dejas de ahogarte en tierra firme? ¿Cómo te deshaces del “complejo de Superman” de querer salvar todo y a todos? Para la primera pregunta, no queda otra que empaparse de nuevas experiencias. Los problemas y desgracias seguirán allí, pero si continuo haciendo lo mismo, mi pozo de la inspiración seguirá secándose. Al menos en ese aspecto, no debo preocuparme. Este año se viene repleto de novedades y cambios. Se siente en el aire. Sólo debo esperar un tanto. Para la segunda pregunta, no lo sé, es cuestión de tiempo que salga del estado de catarsis interna. Y para la última pregunta… Complejo. Sé que no puedo salvar lo que no quiere ser salvado, pero no lo puedo evitar. Está en mi naturaleza ir en contra de la corriente.
En fin, de a poco volveré a retomar las riendas de mi cabeza. Leer a Isabel Allende siempre me ayuda. Siento que no soy la única chalada en el mundo. Coincido con ella en que nuestra vida es un chiste, a vista del resto de la gente y en que tenemos una de esas familias dignas de ser protagonistas de una novela. Ella ya lo hizo, yo aún no. Los espíritus siempre siguen a Isabel, pero a mí ya no. Mis abuelos ya no me visitan y mucho menos se pasean por su casa, que ahora parece campo de batalla, pero eso ya es otra historia…
Desgracias para contar hay siempre, pero esa no es la idea ni el punto, sino cómo evitar que esas mismas te bloqueen y te alejen poco a poco de lo que más te gusta. En mi caso y en el de Isabel: escribir. Da pánico ver como el pozo se va vaciando y no tener la voluntad suficiente para que vuelva a su estado natural. Como dije en un post anterior, todo se reduce a ahogarse en tierra firme.
Entonces, ¿Cómo evitas que el pozo siga en sequía? ¿Cómo dejas de ahogarte en tierra firme? ¿Cómo te deshaces del “complejo de Superman” de querer salvar todo y a todos? Para la primera pregunta, no queda otra que empaparse de nuevas experiencias. Los problemas y desgracias seguirán allí, pero si continuo haciendo lo mismo, mi pozo de la inspiración seguirá secándose. Al menos en ese aspecto, no debo preocuparme. Este año se viene repleto de novedades y cambios. Se siente en el aire. Sólo debo esperar un tanto. Para la segunda pregunta, no lo sé, es cuestión de tiempo que salga del estado de catarsis interna. Y para la última pregunta… Complejo. Sé que no puedo salvar lo que no quiere ser salvado, pero no lo puedo evitar. Está en mi naturaleza ir en contra de la corriente.
En fin, de a poco volveré a retomar las riendas de mi cabeza. Leer a Isabel Allende siempre me ayuda. Siento que no soy la única chalada en el mundo. Coincido con ella en que nuestra vida es un chiste, a vista del resto de la gente y en que tenemos una de esas familias dignas de ser protagonistas de una novela. Ella ya lo hizo, yo aún no. Los espíritus siempre siguen a Isabel, pero a mí ya no. Mis abuelos ya no me visitan y mucho menos se pasean por su casa, que ahora parece campo de batalla, pero eso ya es otra historia…