Ðark Lady

Acerca de tødø y nada a la vez

El síndrome de los corazones inquietos


Tengo una enfermedad muy mala 
Me tiene rogando sobre mis manos y rodillas 
Así que llévame a emergencias 
Porque parece que algo está faltando 
Alguien que se lleve lejos el dolor 
Es como una úlcera sangrando en mi cerebro 
Así que mándame a la farmacia para que pueda perder mi memoria 

Estoy eufórico, medicado 
Dios sabe que intenté encontrar una manera de huir 

Creo que encontraron otra cura 
Para los corazones rotos y la sensación de inseguridad 
Te sorprendería lo que puedo soportar 
¿Qué te hace sentir tan seguro de ti mismo? 

Necesito encontrar un lugar para esconderme 
Nunca sabes lo que podría estar esperándote afuera 
Los accidentes que puedes encontrar 
Es como una especie de suicidio 

Así que lo que te aflige, es lo que te atraviesa 
Siento que he sido crucificado para estar satisfecho 

Soy una víctima de mi síntoma 
Soy mi peor enemigo 
Eres una víctima de tu síntoma 
Eres tu peor enemigo 
Conoce a tu enemigo

Esta debe ser una de mis canciones favoritas de Green Day, básicamente porque entiendo a Billie Joe cuando dice que “eres tu peor enemigo”. Yo le puedo caer mal a medio mundo, pero me importan un bledo y hasta me divierte ver cuánto te pueden llegar a odiar, por lo que para mí los “enemigos” son nada. Más de uno puede creer que eso es genial, pero no, porque con el único enemigo real que tengo que lidiar de vez en cuando, es conmigo misma. Y a tener conflictos internos que no entiendo, preferiría mil veces que una villana me hiciera la vida imposible, porque tarde o temprano te vas a deshacer de ella, pero yo no puedo sacarme el cerebro para limpiarlo. 

Y como en esto todo se reduce a esperar a que el tiempo haga lo suyo, me puse a leer a Marian Keyes. Ella escribe “cosas para niñas”, pero a mi me fascina desde que la descubrí hace varios años en una venta de libros que nadie quería. En esa ocasión me llevé dos, “Claire se queda sola” y “Lucy Sullivan se casa”. A Claire la deja el marido el día en que nace su hija y a Lucy le inventan que se va casar cuando ni siquiera tiene un perro que le ladre. Al leer las descripciones no pude más que pensar “mmm... sí, esas son cosas que me podrían pasar a mí” y me los llevé sin dudarlo. 

Lo que me gusta de ella es que sabe mezclar las tragedias/derrumbe de mundos/accidentes con las cosas superficiales de la vida, como hombres, comida, ropa, etcétera. Las historias de las hermanas Walsh son mis favoritas y el último libro de la colección “Helen no puede dormir”, a pesar de que lo acabo de leer, ya es mi predilecto, porque me sentí identificada casi en un 100% con Helen. 

“Helen Walsh, detective privada, está pasando una muy mala racha que le obliga a volver a instalarse en casa de sus padres. De repente recibe un nuevo encargo: encontrar al miembro de una banda musical que ha desaparecido justo antes de un concierto importante. 
Helen Walsh no cree en el miedo -es un invento de los hombres para conseguir los mejores puestos y más dinero-, pero lo que no puede negar es que el mundo se está desplomando a su alrededor. Es detective privado y tiene cada vez menos trabajo, la van a desahuciar de su piso y ahora vuelve a encontrarse con todos sus demonios. Y uno de ellos es Jay Parker, un ex novio encantador, aunque nada fiable, que le pide que localice a un cantante desaparecido. En cinco días, Wayne Diffney tiene que tocar en un concierto muy importante, pero se ha esfumado sin dejar rastro. La relación de Helen y Jay acabó tan mal que ella se pone enferma solo con oír su nombre. Además, ahora tiene un nuevo novio, Artie Devlin, muy considerado y muy sexy, y con quien se lleva de maravilla... Si no fuera por su ex mujer, que siempre está por casa, y por su hijo, que odia a Helen... Pero ella nunca obedece las reglas, ni siquiera las suyas propias, y su peor enemigo está en su propia cabeza” 

Helen es la menor de las Walsh y en los otros libros se le describía como la hermana más guapa, pero con un genio terrible, además de ser sarcástica y tan sincera que podía sonar cruel, pero eso le traía sin importancia. Resumiendo, podríamos decir que era insoportable y extrañamente adorable a la vez. Sin embargo, aquí uno descubre que su humor negro y apariencia ruda, a fin de cuentas no es más que una fachada para protegerse de su propia fragilidad que la hace caer en episodios depresivos. 

“He oído decir a gente que tener una depresión es como ser acechado por un gran perro negro. O como estar encerrado en un cubo de cristal. Para mí era otra cosa. Yo tenía la sensación de que había sido envenenada, de que mi cerebro estaba produciendo toxinas marrones que lo contaminaban todo, mi visión, mis papilas gustativas y, sobre todo, mis pensamientos”

Cuando leí eso casi lloré, porque así es como se siente cuando tu mundo se va a negro. Por lo que sé, Marian Keyes sufre de vez en cuando de depresión, así que la mujer sabe de lo que habla y creo que su descripción no pudo ser más acertada. 

En estos días me he preguntado por qué para algunas personas es tan fácil que se les escapen los enanitos para el bosque, por decirlo de alguna forma. ¿Será verdad eso de que las “mentes creativas” son más propensas al vaivén anímico? ¿O es lo que dice Billie Joe: el síndrome de los corazones inquietos? Eso de estar siempre preocupados por algo, intranquilos y ansiosos por cosas que para el resto resultan insignificantes. ¿Qué será? ¿Dios/Buda/Satán irán a responder algún día? 

PD: En el libro encontré estas frases que se ajustan muy bien a lo que soy. ¿Sabrá Marian Keyes que de verdad existe una tipa tan chalada como Helen? 

“Dice que tengo una tendencia anormal, casi psicótica, a llevar la contraria. Y lo cierto es que esa parece ser mi manera de funcionar”

“Tenía razón. Soy vaga e ilógica. Tengo poco don de gentes. Me aburro y me irrito con facilidad. Pero tengo momentos brillantes. Vienen y van y no puedo depender de ellos, pero ocurren” 

“Tengo por costumbre que las personas me caigan mal desde el primer instante. Simplemente porque eso me ahorra tiempo”