In silent moments
Imagine you'd be here
Hay cosas que aunque quiera no puedo dejar atrás. De una u otra forma siempre vuelven. O yo misma me encargo de que así sea. Tal vez suene a cuento repetido, pero no lo puedo evitar. En cierta forma, me he empeñado en armar un viejo rompecabezas para lograr entenderme en los tiempos actuales. Y en la búsqueda de las piezas, encontré algunas que indican que si vivo tropezándome con las mismas piedras, es porque yo misma me lo busco. Siempre huyo y nunca termino nada. Al menos ahora, eso lo tengo claro. Sin embargo, cómo me gustaría poder ir unos años atrás. No pensé que alguna vez iba a desear aquello. Creí haber tomado las mejores decisiones en su momento y no me arrepentía de ello, pero ahora me arrepiento. En el armado del rompecabezas, un viejo amigo me dio las principales. El problema siempre fui yo. Confirmado. Yo y mis arrebatos. Yo y mis súper decisiones. Yo y mi inmadurez. ¿Y ahora cómo arreglo todo, si fui yo la causante? ¿Cómo termino el rompecabezas, si la pieza fundamental está a miles de kilómetros de distancia? ¿Cómo?
Todo esto me deja pensando y con ganas de inventar una máquina del tiempo con tal de volver al pasado y no haber sido tan imbécil. O de sacar mis alas de ángel e irme volando hacia donde está ese demonio. Y nunca fue demonio, sólo un ángel caído y al ángel también se le salió el mal. Creo que esas últimas frases sólo las entiendo yo, lo siento.
Dicen que hay cosas que por naturaleza deben suceder. Personas que están destinadas a estar juntas. El mundo las une y son como un eclipse. Algo que no se puede detener e inevitable. ¿Y qué pasa si no notaste el eclipse? ¿Se vuelve a repetir? ¿El mundo es tan generoso, que vuelve a darte una oportunidad? ¿Los caminos volverán a encontrarse? ¿El ángel y el demonio volverán a verse las caras? Ojala así suceda, aunque sólo sea para terminar un rompecabezas.
Todo esto me deja pensando y con ganas de inventar una máquina del tiempo con tal de volver al pasado y no haber sido tan imbécil. O de sacar mis alas de ángel e irme volando hacia donde está ese demonio. Y nunca fue demonio, sólo un ángel caído y al ángel también se le salió el mal. Creo que esas últimas frases sólo las entiendo yo, lo siento.
Dicen que hay cosas que por naturaleza deben suceder. Personas que están destinadas a estar juntas. El mundo las une y son como un eclipse. Algo que no se puede detener e inevitable. ¿Y qué pasa si no notaste el eclipse? ¿Se vuelve a repetir? ¿El mundo es tan generoso, que vuelve a darte una oportunidad? ¿Los caminos volverán a encontrarse? ¿El ángel y el demonio volverán a verse las caras? Ojala así suceda, aunque sólo sea para terminar un rompecabezas.